martes, marzo 02, 2010

En el pasillo...

Desde que te conozco nunca había salido de tus labios carnosos esa palabra. Sí, esa con la que me has dejado pensando. No es posible que aún, con todos los años que te he tratado, crea que tú eres la llave de mi redención. No dudo de tu buena Fe, sin embargo han sido momentos de verdad, ambos desnudos sin ningún tipo de remordimiento o culpa, porque ya estaba por SENTADO que sólo sería, esto que vivimos, un acto de ser objeto sin mezclar otra cosa que no sea deseo y pasión.
Ahora después de tu desaparición, me vengas a pedir un cambio de clausulas en el contrato; así como la anulación del mismo. Yo al teléfono escuchando tu voz diciéndome que esté contigo en la presencia de tu dolor, ¡no lo creo! No es que dude de ti pero no concibo que me necesites para consolar tu corazón y sabes que mi debilidad es eso, ¡sí! Tu dolor. Esperas que yo vaya a ti como siempre y que ambos nos hagamos creer que nos vimos ayer a sabiendas de que nos vimos hace 2 meses. Lamento mucho informarte que el contrato venció y por tu nulo interés se perdió la posibilidad de restaurarlo, ya que alguien mas está cumpliendo mucho mejor tu parte y me encuentro más feliz así , que contigo.
Ahora tienes que seguir sin mí, algo que no te es difícil de hacer, recobrando tu factura ante el hecho de que no tienes otra cosa más que cambiar el rumbo y continuar tu camino. En hora buena por mi porque gracias a ti supe que era lo que necesitaba y no las Ilusiones que en varias ocasiones dijimos. ¿Esto es madurez? Tal vez, lo importante es que tú estás del otro lado de la línea y yo en mi pasillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario