lunes, noviembre 22, 2010

En la embriaguez de la tristeza...

Si, ha pasado mucho tiempo desde que me dejaste y mi intención de esa noche era hacerte mio, pero nada pasó... Me quedé sumamente desconcertada, porque nunca imaginé que me quedará en la soledad de aquella habitación del hotel, yo y mis impulsos. Desde luego que después de que cerraste la puerta era para que yo te siguiera pero, mi orgullo me detuvo o tal vez ¿miedo? He estado reflexionando sobre lo que hemos vivido, pareciera una tragedia Griega, donde siempre el final tiene sus matices desoladores... Por otro lado recuerdo cada momento en la que ambos hemos estado en la total ARMONÍA... que con ningún otro me he sentido tan libre de hacer lo que se me plazca y eso tiene mucho valor, porque no cualquiera rompe la muralla que esta al rededor mío para evitar las posibles heridas de la guerra en el sexo.
Desde entonces me he quedado como fantasma deambulando por toda la ciudad y no hay forma, aún, de que eso que dejé en esa habitación resurja. Si, la iniciativa de hablar y decir lo que siento por alguien. Me he vuelto muda de mi misma ya que antes no tenía ningún remordimiento al decir lo que quería y esperaba. Mi voz te la llevaste contigo, aquella que podía ser LIBRE sin que ningún tipo de tapujo moral se interpusiera en lo que creía, lo indicado y claro hablando desde lo que uno siente.
Hay ocasiones en las que me encuentro en mi lecho y trato de sacar de alguna forma lo que quiero, donde me toque, me estimule, pero ha sido en balde porque me quedo resguardad entre las paredes de mi propia piel todo lo que mis manos podrían hacer para estimular toda iniciativa sexual que me llevaría, indudablemente, a lo sensorial. Han sido momentos, sumamente atroces porque no ha habido forma de hacer que tú me devuelvas eso ímpetus que por muchas noches tú me implorabas que salieran de mí.
No vale la pena ir a buscarte, he sido demasiado cauta para recuperar aquello que en el fondo sé que te declaré, pero no tengo cara para requerir tu presencia y por ende arrebatar de tu ser mi voz, inconscientemente te di. Es muy cobarde de mi parte el no hacer algo al respecto y decidir recuperarlo, absurdo definitivamente ¿cómo es posible que no pueda exigir eso que me pertenece y me hace falta para volver a ser quien era?
Ahora solo me queda encontrar alguna otra forma para poder recuperar lo que pesé que tú querías tener por lo que hemos compartido, por las muchas noches en las que ambos estábamos disfrutando de nuestros afectos, nuestros cuerpos; nuestros labios, mis pechos, tu pene, tus ideas, mis ideales; no queda nada que reprochar, por el contrario. Me percato, al hacer este recuento de vivencias, lo guardado en mi memoria, en cada milímetro de mi piel tatuado por tus caricias y deseos siempre existirá el pasado; no por ello tengo que vivir en él. Tengo que ver hacia lo que está ocurriendo y no permitir que algo me vuelva a dejar en este estado.