viernes, febrero 12, 2010

Acta de defunción!!!

Ya había pasado por ese ritual infame, estaba frente a tu casa esperando una señal de vida. Por suerte o desgracia mía, no lo sé, te vi salir acompañado de otra. Sabía que ese largo silencio u omisión de tu parte era por alguna razón. El corazón es un músculo que se fortalece con el tiempo y el clítoris ni se diga; no puedo negarte que la última vez que gozamos nuestros cuerpos ardiendo fue prueba suficiente de que tanta excitación provoca un incremento notable en las funciones del organismo y que él era el que se sentía más necesitado. Por ello, es que te pidiera que estuvieras más tiempos juntos, unidos por nuestras pelvis extrayendo los humores, jugos, líquidos de cada uno para vitalizar nuestra existencia humana.

No puedo negare en lo absoluto que contigo he disfrutado, gozado de lo mejor en lo que respecta al sexo. Tienes mucho vigor algo que, en muy pocos puedo afirmar, tienes todo a flor de piel y no necesitas gran esfuerzo para dar inicio a cada penetración por exhausto que haya sido tu día. Eso es algo que extrañaré y no tanto porque te fueras con ella, sino porque en el fondo yo lo sabía. Tú necesitabas más de lo que yo podía ofrecerte y aunque contigo hice mi mejor record no era posible que me quedara sin sentir nada al terminar. Nunca necesite de tu dinero, ni mucho menos de tus halagos; lo que necesitaba era simplemente que me mantuvieras en el “encanto” pero por tu forma de ser, sumamente sociable, incapaz de cancelar un compromiso previo en vez de que estuviéramos juntos hizo que lo que nos unía fuera la razón de vernos y así yo decidí mandarte muy lejos. Esa noche quería corroborar aquellas omisiones que me habías hecho por teléfono, tras mi larga expertes en estos asuntos no podía quedarme sin saber a ciencia cierta mis corazonadas; lo único que pedía era SINCERIDAD y tú lo sabías perfectamente. Se me hace tan absurdo que a mitad del camino te tentarás el “corazón” y no decir ni una palabra al respecto. El silencio dice mucho más que las palabras y no se diga del cambio tan drástico en tu forma de ser. Esos fueron los indicios, pistas para sospechar algo. Traté muchas veces de poner el tema en la mesa, sin embargo tú tomadas otras iniciativas y ante tus labios, tus brazos, tu cuerpo, el calor no pude ceder me cargaste hasta la habitación mientras sentí como todo tu ser se elevaba dispuesto a todo sin que pudiera decir palabra alguna mas que “más, más, más…”

Ante este escrito y dejando otra medalla a mi honor sexual quiero decirte: “fueron los mejores meses, pero dudo mucho que no haya otro mejor que tú”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario