miércoles, agosto 13, 2014

Las leyes de la naturaleza

En los ultimo tiempos las conductas de todos nosotros se han visto en la necesidad de ser modificadas por su propio bien, ya que al parecer los ritos convencionales se han vuelto obsoletos para las nuevas comunidades que se ha creado en este nuevo siglo.

Esto es sólo una entrada a este mágico sueño que vacila entre la realidad y la fantasía, dando acceso a los deseos e incluso a los impulsos más exóticos y extravagantes. Crear un mundo alterno en donde las reglas sean impuestas por los deseos y no por el DEBE DE SER, sería crear una nueva sociedad donde se permitiera una serie de cambios indiscutibles.

Sin lugar a dudas para llegar a estos puntos estoy convencida de que muchos de nosotros nos hemos inmiscuidos en estas relaciones de no tocar, oler, degustar, ver y escuchar al otro que está interesado en uno porque todo se ha vuelto mágico a través de gran protector o escudo que se llama pantalla. En ella no se ve nada más que palabras, algunas veces imágenes, en otras tal vez y podamos ver un video en el que se muestre el otro.

La pregunta es: ¿SE PUEDE CONFIAR DE LO QUE HAY DEL OTRO LADO DE LA PANTALLA? Sin duda, las distancias se vuelven totalmente incongruentes en el universo de la web. No por ello las distancia emocional se hace presente y incluso excitante para los que están interactuando. El ciber-sex tuvo su tiempo y los escándalos entre las celebridades hizo de esta practica un nido vacío por algún tiempo. De todas formas es una manera de interactuar con el espacio, este presente uno un otro… la sola idea de que el ambiente permita erotizar a uno mismo creyendo que de igual forma tu interlocutor tras la pantalla está excitándose con las proyección.

Todo es un antecedente a la aventura de lo que sucede en la medida que los tiempos se están haciendo más complejos para tener contacto, piel a piel por las razones que cada uno se tenga o ponga como pretexto al coito verdadero que aunque un  dildo es una alternativa, el resto de los sentidos necesariamente tienen que estar provocados para incrementar el placer, por placer.    

Mis obligaciones diarias tiene que ver con el contacto constante entre la pantalla y los que están en línea. No hace mucho alguien, quien vio mi perfil, mando un mensaje inusual a mi cuenta personal, no fue la del trabajo. Eso me llamó la atención porque me cuestioné ¿quién es ese que ha enviado tal texto sobre excitante que hizo magia en mi cuerpo haciendo estremecer? Al ver el remitente y sabiendo que no estaba en el buzón de spam revisé minuciosamente todo el listado de contactos y efectivamente había sido un joven que hacía ya varios años no había tenido ningún contacto. Me vi en la necesidad de responder a su correo de la manera más educada y haciendo énfasis en el “posible” error al ser enviado a mi cuenta. Al poco rato de haberlo remetido, recibí su rápida respuesta. Reitero lo de los tiempo en la web, su instantaneidad para la conexión entre individuos. Entonces en las breves líneas afirma que me ha redescubierto en el mundo después de aproximadamente 7 años en los cuales fue pupilo mío en el arte de la seducción y atracos sexuales. De ahí inició un intenso juego de cadáver exquisito donde cada uno iba poniendo sus implicaciones eróticas desde donde cada uno se encontraba.

No puedo negar que toque aquellas partes mías donde él incitaba a que yo sintiera... Para mi escribir de esa misma forma fue más complejo porque ciertos actos no se pueden meramente narrar sino, a mi juicio, hacer vibrar al otro en vivo y a todo color.  Recordé que como buenos varones tiene esa peculiaridad de las películas XX así que me fue indispensable traer a mi mente alguna de esas escenas para poder provocar en él lo que estaba provocando en mi. El juego duro por lo menos 20 minutos, entre el teclado y el monitor, mis manos, toda mi piel fue una experiencia exquisita. Así que puedo corroborar que la imaginación "es elemental", como diría Sherlock Holmes, para que entre los interesados en el placer podamos lograr el punto máximo de saciedad.

Se los recomiendo... mucho, mucho.

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